lunes, 14 de mayo de 2007

Un nuevo sendero hacia el progreso

A lo largo del tiempo, los seres humanos hemos tenido la necesidad de desarrollar diferentes actividades para así lograr contribuir al progreso de la sociedad a la cual pertenecemos. Estas han estado caracterizadas por su influencia en campos principalmente económicos, políticos y sociales. En el caso particular de Cali, se ha visto cómo desde su origen, sus habitantes han optado por realizar actividades estrechamente relacionadas con el comercio que es uno de los factores más importantes y determinante en el crecimiento de la capital de Valle del Cauca.

Cali es una de las ciudades más antiguas en Colombia. En la época de su fundación, que estuvo en manos de Sebastián de Belalcázar, se caracterizaba por ser una región con grandes ventajas debido a su ubicación estratégica para el comercio, lo que atraía a muchos de los pueblos del continente. Del mismo modo, en la actualidad es una ciudad reconocida por su posición geográfica, pues su cercanía al principal puerto marítimo de Colombia y al Canal de Panamá, la hacen un mercado nacional e internacional clave.

La principal razón por la que los caleños han decidido dedicarse al comercio es la constante búsqueda de mejorar su calidad de vida. Aunque estos intereses suelen ser individuales, el hecho de que cada persona salga adelante implica que la ciudad en general también lo haga. Sin embargo, al no pensar como comunidad, se ha marcado una fuerte división entre el comercio formal y el informal, lo que a su vez ha creado una barrera en el avance de la ciudad.

El comercio informal abarca principalmente a las personas con pequeños locales, la mayoría de las veces ubicados en la vía pública, y a los que no tienen puesto fijo llamados “vendedores ambulantes”. En Cali, la mayor concentración de este tipo de comercio se encuentra en el centro de la ciudad y surge por la oportunidad que encuentran las personas con bajos recursos económicos de recibir ingresos de una forma en la que sienten que tienen autonomía, lo que además los lleva a sentirse con poder dentro de la sociedad. Es un medio en el que pueden administrar con sabiduría su ignorancia. No obstante, estas personas, a diferencia de las que conforman el comercio formal, no cumplen con el deber que tienen con el Estado: pagar impuestos.

Los impuestos son un componente muy importante en el progreso de la ciudad ya que determinan la calidad de vida de sus habitantes. Con estos, el estado puede contribuir a la salud y a la educación, entre otros. Así se puede generar un ahorro que es uno de los principales componentes del desarrollo económico. Por esta razón, si los vendedores que no pertenecen al comercio formal se integraran a este sistema, tendrían unas obligaciones tributarias más estrictas pero también unos beneficios mayores, pues recibirían atención y apoyo del gobierno. Y, lo más importante, estarían cooperando para que la ciudad empiece a sobresalir.

Por otra parte, un aspecto que se ha presentado en el comercio informal de nuestra ciudad es que está siendo cada vez más desplazado debido a la apertura de nuevos centros comerciales. En los últimos tres años, se ha visto como las grandes inversiones en el sector económico de la ciudad han sido principalmente para el crecimiento y la innovación de estos, beneficiando sólo a unos pocos vendedores de la ciudad. Algunos ejemplos son: la remodelación de “Unicentro”, la ampliación de “Chipichape” y la apertura de “Palmetto” y “Jardín Plaza”.

Lo anterior ha hecho que los demás comerciantes se vean afectados por la fuerte competencia, y esto a su vez ha causado un problema mayor pues la principal causa por la que dichas personas empiezan a realizar actividades comerciales de carácter informal, es que encuentran aquí una forma de sobrevivir. Por lo tanto, al tener que dejar de vender, dichas personas deben abandonar ese tipo de vida que habían decidido llevar y que estructuraba su razón de ser y de estar en medio de una ciudad como Cali.

Pero además de estas consecuencias, existen otras que son de igual relevancia. Entre ellas, un círculo vicioso del desempleo. Inicialmente las personas que ingresan al comercio informal lo hacen porque no tienen más oportunidades debido a diferentes razones entre ellas, el desplazamiento, la mano de obra no calificada, la baja motivación para emprender estudios y la modernización de empresas públicas y privadas que ocasiona despidos masivos. Todas estas, con un factor en común: el desempleo. Después al realizar su actividad como comerciantes informales se encuentran una dificultad que es la competencia del comercio formal, por lo que se ven en la obligación de dejar de realizar su trabajo. Y, es ahí donde aparece de nuevo el desempleo.

Para evitar dichas consecuencias, es importante entender cual es la causa del problema; la falta de reconocimiento formal que tienen algunos comerciantes que hace que ninguna inversión apunte hacia ellos. Se deduce entonces, que al cambiarlo se empezarían a visualizar soluciones concretas que impulsarían el desarrollo de la población caleña, pues en lugar de que algunas personas tengan que dejar de ejercer su actividad, al ingresar al comercio formal van a disponer de inversiones con las cuales podrían crear estrategias mejorando sus ingresos.

Pienso que, formalizar ese comercio que aún no lo es, puede resultar beneficioso para el crecimiento económico de Cali. Un ejemplo particular de esto es la historia de la estructuración de “La 14” que empezó siendo un negocio informal ubicado en el centro de Cali como muchos de los establecimientos de la actualidad. Después de un trabajo constante y una sobresaliente administración, este negocio empezó a crecer, se formalizó, y hoy en día es una de las más grandes cadenas de hipermercados de la región y todo un símbolo de los vallecaucanos. Esto contribuye al desarrollo del departamento y obviamente de su capital.

No obstante, antes de pensar en las posibles soluciones, es necesario revisar cuales son otras de las causas de las problemáticas que presenta el comercio informal en nuestra ciudad, pues estas tienen un trasfondo que debemos entender. Por ejemplo, el desorden que se vive todos los días en el centro de Cali puede estar explicado por una falta de compromiso de parte de los comerciantes hacia la ciudad que a su vez puede ser la consecuencia de la frustración que ellos pueden llegar a tener al no sentirse apoyados por el gobierno.

Respecto a esto, una alternativa que resulta viable es involucrar a los vendedores informales en los asuntos de la ciudad con el fin de que participen y así se sientan comprometidos con el progreso del lugar donde habitan. Pero, para que se lleve a cabo lo anterior, estas personas deben acceder para entrar a formar parte de un comercio legal mas constituido que es el que tiene el reconocimiento del estado. Así se logra que no sólo ellos obtengan beneficios sino la ciudad entera.

Ahora bien, aunque todo lo anterior parece una solución útil y de conveniencia para el progreso de Cali, opino que cualquier aspecto que se quiera entender completamente debe analizarse desde todos los puntos de vista posibles. ¿Cuál es la otra cara de la realidad que vive el comercio caleño? ¿Es el comercio informal el único problema?

En una entrevista que realicé, le pregunté a un vendedor ambulante su opinión acerca de formalizar el comercio y su respuesta fue: “En las condiciones de la ciudad, legalizarse está fuera de las posibilidades de personas con pocos recursos como nosotros, además el gobierno se hace el que no sabe nada y nunca nos tiene en cuenta”. Es ahí entonces, al escuchar la voz de estas personas, cuando podemos ampliar nuestra concepción para darnos cuenta que más que un problema, el comercio informal es una reacción a la inequidad que proporciona el estado a sus ciudadanos.

Lo anterior se ve también en algunas de las decisiones que toma el gobierno, en las que se percibe claramente la exclusión. Este es el caso de lo que sucedió hace algunos días con las medidas que se tomaron respecto a la estructuración del MIO. Con el propósito de que este sistema de transporte sea organizado, el estado reubicara a los vendedores ambulantes que hoy en día se ubican en la vía pública. Sin embargo, esta decisión tiene un trasfondo político. Desafortunadamente no se le esta prestando atención a estas personas que se ganan su sustento diario gracias al comercio ambulatorio y el estado cree que la solución es “reubicarlos” cuando en realidad esto lo único que hace es que dichas personas busquen otras calles para trabajar y en la mayoría de los casos tengan que dejar de hacerlo.

Además, el hecho de que los comerciantes informales se involucren en el sector formal trae muchas desventajas para ellos y para la ciudad. Por ejemplo la reducción de sus ventas, pues al legalizarse tienen que aumentar sus precios y como en un principio no poseen una estructura fuerte, no van a poder ofrecer las comodidades que esos precios exigen por lo que los compradores van a preferir los grandes centros comerciales.

Por lo tanto, formalizar el comercio no reduce la competencia formal de la que se hablaba anteriormente, lo que hace es volverla mas estricta. Es decir, para un comerciante, la competencia del comercio formal es mas fuerte y trae mas consecuencias si este se encuentra también en el sector formal, en cambio si pertenece al informal, va a tener unas ventajas que le van a ayudar a salir adelante y a enfrentarse a esta.

Por lo anterior, pienso que pedirles a los vendedores ambulantes que abandonen su actividad y se legalicen es quitarles las pocas oportunidades que han cultivado en la ciudad, pues ellos no son el único problema y por ende la solución no depende sólo de ellos. “El comercio informal no es un problema, sino más bien, una respuesta popular espontánea y creativa ante la incapacidad estatal para satisfacer las aspiraciones más elementales de los pobres”.
[1]

Para concluir, opino que Cali es una ciudad con grandes ventajas comparativas. Tanto así que hace unos meses, fue reconocida por Asia quien la escogió para que liderara la vinculación de Colombia con los mercados asiáticos. Pero, a pesar de lo anterior, existe una barrera que nos ha impedido progresar y es esa división que se ha creado en el sector comercial. Los habitantes de Cali no hemos tenido en cuenta que el comercio formal y el informal son dependientes uno del otro pues todo lo que le sucede a uno afecta al otro. La solución no está en integrarlos sino en lograr que sean un complemento pero siendo independientes cada uno. Así le estaríamos dando la mano a las personas con menos recursos que sobreviven gracias a sus ventas informales y nos libraríamos en mayor medida de esa constante amenaza: el desempleo. Además se contribuiría no sólo a mejorar la calidad de vida de cada uno de los caleños sino al desarrollo de una ciudad entera que siempre ha tenido la principal herramienta para progresar: el gran potencial humano.

[1] Prologo “El otro sendero” , Hernando de Soto